
La palabra voluntad procede del latín voluntas-atis, que significa querer. Por tanto, la voluntad es una facultad superior en la persona que nos lleva a querer algo, es decir, es un acto intencional, de inclinarse o dirigirse hacia algo.
La voluntad es la capacidad suprema pues es la que tiene la última palabra sobre nuestras acciones, ya que la inteligencia informa de posibilidades pero la voluntad decide qué es lo que va a hacer la persona.
Decimos que un acto es voluntario en la medida que está realizado con conocimiento de lo que hacemos y con libertad. La mayor parte de las acciones humanas son voluntarias, en cuanto que sé lo que estoy haciendo y además soy libre para hacerlo. Al contrario, cuando faltan esas dos características, se habla entonces de los actos del hombre, como pueden ser la circulación sanguínea, la dormición, etc.
La voluntad es la capacidad suprema pues es la que tiene la última palabra sobre nuestras acciones, ya que la inteligencia informa de posibilidades pero la voluntad decide qué es lo que va a hacer la persona.
Decimos que un acto es voluntario en la medida que está realizado con conocimiento de lo que hacemos y con libertad. La mayor parte de las acciones humanas son voluntarias, en cuanto que sé lo que estoy haciendo y además soy libre para hacerlo. Al contrario, cuando faltan esas dos características, se habla entonces de los actos del hombre, como pueden ser la circulación sanguínea, la dormición, etc.
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